De Sancti Petri a la Hermandad de San Pedro

De Sancti Petri a la Hermandad de San Pedro

La devoción a San Pedro, apóstol y primer Papa de la Iglesia se remonta en Chiclana de la Frontera a los primeros tiempos del cristianismo; es pues, la primera toponimia cristiana que conocemos en nuestra ciudad: Sancti Petri. Según Fray Géronimo (en su magna obra Emporio del Orbe impresa en Ámsterdam en 1630), la región gaditana – famosa desde tiempos fenicios – abrazó el cristianismo del mismo apóstol Santiago. Aunque son más conocidas las rutas seguidas por el Apóstol patrón de España por el Norte, no hay que olvidar que en el Sur existía un importante nudo de comunicaciones entre las ciudades de la Bética, como la Via Heraclea (vía de Hércules) que atravesaba el término de Chiclana, y por la cual discurrían miles de peregrinos que acudían al que fuera en la Antigüedad el más famoso templo consagrado a Hércules, además de comerciantes procedentes de todo el mundo conocido, como también fueron famosas las visitas del general cartaginés Aníbal y posteriormente del propio Julio César. Similitud ésta de peregrinaje y de desarrollo a consecuencia del mismo que podríamos comparar en la actualidad con el camino de Santiago. Las antiguas vías de comunicación facilitarían de igual modo la expansión del cristianismo desde los primeros tiempos de nuestra Era.

Pero todo ese antiguo esplendor se perdería, quedando el área gaditana casi despoblada, especialmente a partir del siglo III con el proceso de ruralización que perduraría casi toda la Edad Media; sólo algunas zonas interiores pasarían a gozar de cierta importancia, como el caso de Medina Sidonia, donde se asentaría la sede episcopal que perduró hasta tiempos de Alfonso X. Y aunque en referencia a San Pedro, en Chiclana sólo se conservó el nombre de Sancti Petri en la zona costera (la barca de Sancti Petri, que comunicaba con Cádiz) no existe constancia de un culto a este santo hasta bien entrada la Edad Moderna. Fueron antiguos vecinos relacionados con la pesca y el mar (pescadores, mareantes, calafateadores…) los que erigieron en el siglo XVI en la zona cercana al río Iro, la primitiva ermita de San Telmo, donde además de rendirse culto al santo titular (San Telmo es patrón de los marineros), también se le ofrecía a San Pedro Apóstol.

Pero la hermandad más importante de San Pedro fue la fundada por el Venerable Clero en la Iglesia Mayor, cuyas reglas fueron aprobadas el 28 de abril de 1692. Una hermandad que figuró entre las más pudientes y a la que sólo pertenecían clérigos (era una hermandad de sacerdotes).

En 1697, la hermandad decide sustituir el cuadro de San Pedro que veneraban por una imagen que fue encargada a Tomás Badillos, quien ese mismo año realizó la talla procesional del Señor de la Humildad y Paciencia.

El 3 de julio de 1774 se bendijo una nueva imagen de vestir de San Pedro que procesionaría ese día por la Plaza Mayor. Esta imagen que aún subsiste, se atribuye al artista genovés Doménico Giscardi.

Esta hermandad hoy desaparecida gozó de gran prestigio durante toda su existencia e influyó en importantes decisiones en la construcción de la nueva Iglesia Mayor en el siglo XVIII, pues para ella fue destinada una de las capillas del nuevo templo; en un principio iba a ser la actual del Sagrario, pero finalmente fue donde en la actualidad se venera a Jesús de Medinaceli, que desde 1955 se encuentra en dicha capilla.

Por Alberto Morales (@elmuseo_cofrade)

Bibliografía

Leonor de Bock Cano, El Templo de Hércules Gaditano: realidad y leyenda (2005).

Romero Montalbán, J. D.: «Devociones desaparecidas, ss. XVII – XX» en Boletín de la Cofradía de Medinaceli (2019).

Imágenes

«Sancti Petri Pescador», mosaico conservado en la capilla de Sancti Petri o del Carmen, donde se ve al santo y trás él un atún en referencia a la histórica almadraba del lugar; de fondo, el castillo con la torre que mandó construir Felipe II en el siglo XVI para la defensa costera.

Imagen titular de la hermandad de clérigos de San Pedro, realizada en 1774 (J. y A. Lorenzo de la Sierra: «Estelas de Piedad», 2003)

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *