La Fiesta del Corpus Christi se celebró por primera vez en el siglo XIII por orden del obispo de Liège, en Bélgica, como consecuencia de una revelación celestial a la religiosa Beata Juliana, bajo el pontificado de Urbano IV. Fue este Papa quien instituyó esta festividad para toda la Iglesia Católica mediante bula el 8 de septiembre de 1264, encargando también el Oficio y la Misa a los más grandes teólogos de la época: San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino, siendo elegido el texto de este último.
Se dice que entre ambos echaron a suerte quién debía leer primero su composición ante el Papa, correspondiéndole finalmente al dominico, quien al leer su texto, el propio San Buenaventura rompería el suyo reconociendo la superioridad de lo que había escrito Santo Tomás.
Esta fiesta adquiere gran esplendor a partir del siglo XVI, especialmente tras al Concilio de Trento, cuando queda impregnada de la suntuosidad Barroca emanada de la Contrarreforma. Ya en España, a partir del reinado de los Reyes Católicos se dota a esta festividad de singular importancia, especialmente en Granada.
En Chiclana de la Frontera, durante la Edad Moderna, fue sin duda la fiesta más importante y alcanzaría también su punto álgido durante el Barroco. En un acta capitular fechada el 6 de junio de 1568, se recoge la reglamentación para las fiestas religiosas del Corpus Christi; indicándose en ella el orden que los señores regidores deben llevar los varales del palio del Santísimo, el guión, los cetros o la caja [el paso] de Nuestra Señora del Rosario. Siendo el encargado de portar el guión el Alférez Mayor de la Villa.
Como puede comprobarse, en la procesión del Corpus Christi participaba todo el Concejo, además de algunas de las hermandades más importantes de la villa, especialmente la de la Virgen del Rosario, la más antigua de las fundadas en la Iglesia Mayor junto a la primera Sacramental de San Juan Bautista de 1510.
También consta que se llevaban a cabo importantes celebraciones lúdicas con motivo de la fiesta del Corpus Christi; de ello trata por ejemplo una serie de cuentas de los gastos generados en esta festividad en el año de 1731 que se conserva en el Archivo Histórico Municipal de Chiclana, y que estuvo expuesta hace unos años en el Museo de la Ciudad con motivo del Tricentenario del traslado de la Casa de Contratación a Cádiz. En esta relación, destaca por su singularidad una «danza de gitanos» que se ha puesto en relación con los orígenes del flamenco.
En el llamado siglo de oro gaditano – el XVIII – se estrena la actual custodia de procedencia indiana de 1790. También de esta época data la custodia barroca del convento de Jesús Nazareno, llena de lenguaje y simbolismo barroco, representando el triunfo de San Agustín sobre los herejes, y que trasladado al arte y época de dicho convento, viene a representar el triunfo del catolicismo sobre la herejía protestante.
Por Alberto Morales
Fuentes:
José Verdugo: «Chiclana en el día a día». Fundación Viprén (2004).