El culto a San Sebastián ha estado tradicionalmente unido a la protección contra las epidemias, y en nuestra región adquiere especial importancia en los siglos XVI – XVII cuando se vivieron años trágicos de fuertes epidemias que mermaron en gran medida la población española.
En Chiclana se conoce el culto a San Sebastián desde el siglo XVI, siendo uno de los más antiguos de la ciudad junto al de nuestro patrón San Juan Bautista, cuyo templo se empieza a erigir en 1510.
San Sebastián, por su parte, es el origen del poblamiento en la otra banda del río; el barrio de San Sebastián – La Banda – tiene su origen y expansión en torno al santo copatrono de Chiclana, siendo además uno de los más reconocidos en nuestro entorno (Puerto Real, El Puerto de Santa María, Conil de la Frontera…).
En una época marcada por las epidemias, se erigía en Chiclana de la Frontera a finales del siglo XVI la ermita de San Sebastián, ubicándose por ello a extramuros de la villa, en la otra banda del río Iro, un lugar entonces despoblado frente al primitivo núcleo poblacional asentado desde la Antigüedad en torno al cerro del Castillo.
En este lugar alejado de la población fue donde se instaló el Hospital de Apestados, en la que fuera casa del alcayde del castillo. En una de sus investigaciones, el historiador Domingo Bohórquez refiere el testamento de un lugareño devoto que se hizo cargo del templo hacia el año 1646, dotando al mismo de objetos de culto, cuadros, etc., por lo que la otrora ermita fue creciendo, al mismo tiempo que se conocen datos sobre la expansión del culto a San Sebastián principalmente a través de las procesiones de rogativas por el fin de las epidemias. En marzo de 1649, estando la población muy afectada por la epidemia de peste negra, un clérigo y un regidor del Concejo se encargaron de recoger limosnas para sufragar los gastos del hospital, contribuyendo los vecinos a esta causa hasta el año 1651 en que la epidemia había desaparecido.
Poco a poco este paraje incomunicado fue necesitando zonas de tránsito, puentes que en principio fueron de madera hasta llegar al siglo XVIII en que se construye el primer puente de cantería, una vez que ya esta banda del río experimentaba un crecimiento poblacional cada vez más acentuado debido especialmente al comercio ultramarino. En esta orilla muchos comerciantes de Indias construyeron sus viviendas, conformando el barrio de San Sebastián. Incluso los capuchinos intentaron en 1745 una fundación en el lugar donde se ubicó la capilla del Carmen, construida en 1724 en el lugar de los Yesos (donde posteriormente se instaló la fábrica de Indianas). A mediados del siglo XVIII la ermita de San Sebastián es convertida en parroquia debido al aumento de vecinos en la zona. En principio fue parroquia auxiliar de la Mayor de San Juan Bautista, hasta convertirse en parroquia autónoma en 1788, en el marco de las medidas renovadoras impulsadas por el obispo ilustrado José Escalzo y Miguel.
Por Alberto Morales
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