La Virgen del Dulce Nombre y la escuela malagueña: los Asensio de la Cerda.

La Virgen del Dulce Nombre y la escuela malagueña: los Asensio de la Cerda.

El pasado 21 de noviembre del año anterior se cumplían 10 años del traslado de María Santísima del Dulce Nombre y su puesta al culto en la parroquia de San Antonio. Esta dolorosa barroca había permanecido largos años en la cripta de la Iglesia Mayor, siendo una talla de enorme valor artístico a la que, en principio, se le atribuía a la gubia de Luis Salvador Carmona.

Curiosamente, desde tiempos recientes, especialmente en Málaga, se ha venido poniendo en relieve una saga de artistas imagineros del siglo XVIII de la llamada escuela malagueña, discípulos de Pedro de Mena, entre los que se encuentran los hermanos Pedro y Antonio Asensio de la Cerda, autor este último de la dolorosa de San Antonio.

Fue en el año 2006 cuando Juan Antonio Sánchez López y Sergio Ramírez González, doctores en Historia del Arte, publicaban una novedosa investigación donde dieron a conocer toda la saga familiar de estos relevantes imagineros desconocida hasta entonces, todos ellos con talleres en Málaga durante las décadas centrales del siglo XVIII. Eran los hermanos Pedro y Antonio Asensio de la Cerda, así como el también imaginero Vicente Asensio (hijo del primero). Según sus investigaciones, estos artistas sucedieron a los epígonos del mítico Pedro de Mena y convivieron con otra de las figuras clave de la escultura malagueña del XVIII: Fernando Ortiz. Pero mientras este último representó en su tiempo el paradigma del tipo implorante al gusto académico europeo, los Asensio encarnaron la alternativa castiza que reverdece los laureles de los esquemas de Mena.

Tras una ingente labor de documentación y análisis estilístico, los historiadores arriba citados ofrecían un catálogo de obras salidas de las gubias de estos artífices, repartidas por el entonces territorio de la diócesis malagueña (que entonces incluía también algunas poblaciones serranas gaditanas como Olvera y Setenil de las Bodegas) en donde también se ha puesto en valor a esta saga de imagineros malagueños recientemente. De ellos, junto a algún crucificado, figuras de santos y Niños Jesús pasionistas, destacaba una amplia muestra de dolorosas de magnífica factura. Todas ellas evidencian un tratamiento plástico semejante con los criterios estéticos singulares a la personalidad de cada uno de ellos.

También puso en relieve a la familia Asensio de la Cerda la restauración llevada a cabo a la Virgen de los Dolores Coronada de la Archicofradía de la Expiración por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. La atribución a Vicente Asensio de esta dolorosa se justificaba por su total similitud con la homónima de Setenil de las Bodegas.

La comparación de las Dolorosas atribuidas a Vicente Asensio con las de su tío Antonio -algunas tan emblemáticas como la Virgen de los Dolores de San Juan, la del Císter y del Amor Doloroso- nos desvela que, pese al ‘aire de familia’ y a diferencia de este último -mucho más sutil, preciosista y delicado en el modelado y acabado técnico de sus imágenes-, sus obras apuestan por una potencia escultórica más compacta, especialmente visible en rasgos tan característicos como la robustez de la nariz y el incipiente prognatismo que marca con rotundidad la mandíbula inferior y el mentón.

Precisamente, estos rasgos estilísticos parecen delatar que Vicente se dejó influenciar por el estilo de su padre, Pedro Asensio, a quien, por esta razón, puede atribuirse la Virgen de los Dolores del Puente, paradigma del esquema de Dolorosa que, a lo largo de la segunda mitad del XVIII, será perpetuado por los Asensio a modo de relectura a distancia de los modelos más tardíos y sintéticos de Pedro de Mena.

(Véase http://www.lahornacina.com/semblanzasasensio.htm) Aquí, una serie de dolorosas titulares de cofradías andaluzas salidas de la gubia de los Asensio, donde se aprecia claramente la manera de hacer de los principales continuadores de Mena.

Por Alberto Morales

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