Historia de la Virgen de Guía

La Virgen de Guía es una advocación de origen caballeresco medieval ligada a hazañas guerreras y a la devoción de los soldados que prestaban servicio al rey. En Chiclana de la Frontera, el culto a Nuestra Señora de Guía fue promovido por la Casa Ducal en el siglo XVI.

En principio la hermandad tuvo su sede en la primitiva ermita de Santa Ana, que en 1551 fue levantada en terrenos de propiedad ducal y por iniciativa y devoción de la duquesa Doña Ana de Aragón. Poco después, en 1556 ya hay referencia documentada sobre la Virgen de Guía, que nos señala que en dicha ermita se encontraba una imagen de esta advocación. También recientemente se ha documentado otra referencia sobre ella en un libro de anotaciones de los siglos XVI y XVII, en el que se dice: «Ana Esteban hace manda de un ceñidor a la imagen de Ntra Sra de Guia que está en la ermita de la Señora Santa Ana».

Un dato sobre la hermandad conservado en los archivos parroquiales de la I. M. de San Juan Bautista data de 1654 y nos refiere la donación de un Crucifijo para el altar de esta Virgen para el monumento eucarístico del Jueves Santo: «Hermandad de Nra Sra. de Guia. ante Geronimo Dabila año de 1654. El Lic. (licenciado) Franco. Pimentel dexo 1 hechura de un Santo Xpto (Cristo) para el altar de esta Sª y qe sirva al monumento los Jueves Santos (…). Un dato que parece aislado pero que confirma la continuidad de la hermandad y su patrimonio, engrandecido con importantes donaciones como esta.

Pero será el siglo XVIII el de mayor esplendor de la hermandad, que incluso participará en 1761 en la procesión magna con motivo del Patronazgo de la Inmaculada sobre España. La hermandad ya debió abandonar la primitiva ermita de Santa Ana en los años centrales de esta centuria, pues consta su estado de ruina por aquel entonces, construyéndose la actual poco tiempo después. La talla actual de Nuestra Señora de Guía que se venera en la capilla del Santo Cristo se atribuye al genovés Domenico Giscardi, autor también de Santa Ana y la Virgen Niña. Motivos que descubren el gran auge que vivía esta hermandad por aquel entonces, que incluso repercutió en la ampliación de su nueva sede, la capilla del Santo Cristo. Así, en 1783, la hermandad solicitó al Concejo una barra de terreno del Camino de Fuente Amarga para construir capilla propia, encargándose al célebre arquitecto Torcuato Benjumeda. Esta ampliación (la reforma más significativa de la capilla del Santo Cristo en el siglo XVIII) la recuerda una lápida conmemorativa ubicada en el muro izquierdo de la capilla de Ntra. Sra. de Guía, donde se menciona a su mayordomo, al obispo y al Papa (Pío VI).

En el siglo XIX, el culto a la Virgen de Guía cae considerablemente, hasta el punto a aparecer como una hermandad extinta. Pero también de esta centuria existen referencias que hablan de promover de nuevo sus cultos, como el fechado el 25 de abril de 1849, con intención de recuperar la celebración de un Rosario Público todos los domingos y las fiestas principales, en desagravio por las blasfemias y obscenidades que solían oírse. (Esto es referente al contexto de las revoluciones liberales del siglo XIX).

Ya en 1851 se permite reactivar la hermandad de Nuestra Señora de Guía en la capilla del Santo Cristo. Además, se concedió cuarenta días de Indulgencia a todos los que se asocien a dicha cofradía y otros cuarenta por cada vez que asistan los primeros domingos de cada mes a la referida capilla a honrar el Santísimo nombre de María.

Pero quizás el documento más importante que se conserve sea del 20 de septiembre del mismo año de 1851, en el que Doña Isabel II, Reina de España y casada con el Duque de Cádiz, aprueba los Estatutos de la Hermandad de la Virgen de Guía y considera su restablecimiento como si fuera de nueva fundación por los muchos años que llevaba sin actividad.

Además de las indulgencias otorgadas por el obispo de Cádiz, constan otras bulas que fue solicitando la recién restaurada Hermandad de Guía, como la bula de la Santa Cruzada redactada en Madrid el 20 de octubre de 1852.

La últimas referencias históricas a Nuestra Señora de Guía las encontramos ya en el siglo XX, vinculadas a un sacerdote muy relevante en la historia de Chiclana: el Rvdo. Sr. D. Fernando Salado Olmedo, nombrado primer capellán del Santo Cristo desde 1919 hasta 1927. Entre otras iniciativas llevadas a cabo por el Padre Salado destacó la restauración de la capilla del Santo Cristo nada más acceder al cargo de capellán (1919) en comisión con el Sindicato de Obreros Viticultores que él mismo presidió; así también creó la asociación católica denominada «La Madre del Soldado y la Virgen de Guía», evocando la primitiva vinculación militar de esta advocación, y que en este contexto histórico del siglo XX quedó vinculada a los soldados de Chiclana que habían marchado a la Guerra de Marruecos.

De aquella época también data el himno a la Virgen de Guía, cuyo autor de la letra y música fue un viajante asiduo al balneario de Fuente Amarga y que también compuso en 1916 uno de los himnos a la Patrona, la Virgen de los Remedios.

Por Alberto Morales

Fuentes consultadas:

. Romero Montalbán, Jesús Damián: El cerro de Santa Ana. Chiclana. Historia y culto. 2014.

. Montiel, Paco y Gutier. T: Las memorias del Abuelo Chano. 100 años de la vida de Chiclana. Fundación Viprén. 2003.

. Hermandad de la Vera Cruz: https://hdadveracruzchiclana.blogspot.com/p/guia.html

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: