La Virgen como Pastora

Existen referencias de la Virgen como Pastora desde el siglo X (en los escritos de Juan el Geómatra), y sobre todo a partir del XVI por medio de San Juan de Dios y San Pedro de Alcántara y, en el XVII, por la venerable María Jesús de Ágreda.

Pero la advocación de la Divina Pastora comienza una noche de San Juan de 1703, tras la visión del fraile Isidoro en el convento capuchino de Santas Justa y Rufina de Sevilla. Esta visión quiso plasmarla el fraile ordenando al pintor Alonso Miguel de Tovar un cuadro en el que se representara a la Virgen María con el aspecto que tenía en su visión, y la describió de la siguiente manera:

<<En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen Santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas de blanco pellico, ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el contorno de su cuerpo, y hacia el derecho, en las espaldas, llevará el sombrero pastoril, y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá unas rosas y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge hacia su regazo. Algunas ovejas rodearán a la Virgen, formando su rebaño, y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del avemaría con que la veneran. En lontananza se verá una oveja extraviada y perseguida por el lobo –el enemigo emergente de una cueva con afán de devorarla, pero pronuncia el avemaría, expresado por un rótulo en su boca, demandando auxilio; y aparecerá el arcángel San Miguel, bajando del Cielo, con el escudo protector y la flecha, que ha de hundir en el testuz del lobo maldito.>>

Cuadro de la Divina Pastora (Año 1703)

Esta descripción, origen de la iconografía pastoreña, quedaría plasmada en multitud de reproducciones pictóricas que se hicieron a partir de entonces. Entre ellas se encuentra el lienzo conservado en la Iglesia Mayor de San Juan Bautista datado hacia 1730, probablemente obra del mismo autor Alonso Miguel de Tovar o su escuela, ya que sigue fielmente el relato de fray Isidoro y sus características y rasgos murillescos coinciden con los que siguió la escuela sevillana de la primera mitad del siglo XVIII. Muy probable también que dicho lienzo llegase a Chiclana a través de los frailes capuchinos en su intento fundacional en 1745 en la antigua capilla de la calle Virgen del Carmen (donde se veneraba entonces a la patrona del barrio de la Banda).

El modelo iconográfico gozó pronto de una enorme aceptación, especialmente entre las clases populares. Fray Isidoro también escribiría hasta 20 libros de sermones, entre los que destacan La mejor Pastora Assumpta y La Pastora Coronada. Asimismo, en 1736 funda en Cádiz una capilla para establecer en ella una de las Compañías Espirituales del Santo Rosario, siendo dicha capilla la primera en la cristiandad en llevar por título la advocación de la Divina Pastora.

En un siglo XVIII en los que algunos ideales ilustrados intentaban alejar al pueblo de la Fe, surge la figura religiosa por excelencia de dicha centuria: el también capuchino Fray Diego José de Cádiz, el nuevo apóstol de España, como él mismo se definiría. A pesar de las enorme dificultades impuestas por las élites gobernantes de entonces, incluso por parte de los reyes (llegó a estar en la Corte de Carlos IV), este misionero gaditano atrajo a muchos fieles mediante las misiones populares. En estas misiones los predicadores recorrían numerosos pueblos predicando por sus calles y plazas. El hoy Beato Diego José extendería una versión corregida de la Divina Pastora, añadiendo el Niño Jesús como el Buen Pastor.

La Divina Pastora, aunque a día de hoy no posee una fiesta canónicamente establecida por la Iglesia Católica, es sobre todo festejada en los meses de mayo o los sábados de septiembre. En este último caso en torno al día de San Miguel, el santo arcángel representado en la iconografía pastoreña y al que se invoca para alejar del mal a las ovejas (las almas). Por ello, el último sábado de septiembre es cuando en los últimos años celebramos el día de la Divina Pastora.

En Chiclana de la Frontera, además del referenciado cuadro de la Divina Pastora – contemporáneo del original y quizás del mismo autor –, tal advocación llega como imagen en tiempos recientes, siendo obra de Miguel Ángel Valverde. Dotada de gran realismo y siguiendo fielmente el modelo original descrito por fray Isidoro de Sevilla, fue bendecida por el Rvdo. Padre David Gutiérrez el día de San Miguel de 2013, Año de la Fe.

Divina Pastora de Chiclana, obra de Miguel Ángel Valverde.

Respecto al cuadro, ubicado actualmente anexo a la sacristía de la Iglesia Mayor, bien merecería un emplazamiento más destacado donde los fieles puedan contemplarlo e incluso venerarlo, pues además de su valor histórico y artístico, se trata del primer referente de la devoción pastoreña en la ciudad de Chiclana.

Por Alberto Morales

Bibliografía:

J. y A. de la Sierra Fernández, Estelas de Piedad (2003).

Bohórquez Jiménez. D. Chiclana de la Frontera: geografía, historia, urbanismo y arte. 1996.

Imágenes:

  • Cuadro de la Divina Pastora (h. 1730).
  • La Divina Pastora en unos de los rosarios públicos celebrados en el mes de mayo y en el que se muestra ataviada siguiendo el modelo pictórico, tal y como la vio fray Isidoro en 1703. Su vestidor: José Manuel González.

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