El Callejero: Origen de la marcha procesional

El Callejero: Origen de la marcha procesional

Actualmente, las marchas de procesión son un género profundamente asentado en la música para banda. Muchos son los compositores que escriben para este tipo de música, algunos de renombre internacional como Oscar Navarro o José Alberto Pina. Pero esto no fue siempre así, en los primeros siglos de nuestra Semana Santa los escasos acompañamientos musicales eran de música litúrgica y más tarde, se dio paso a las capillas musicales. Hasta que en la segunda mitad del Siglo XIX, se asentó que en las salidas procesionales el acompañamiento musical corriera a cargo de las bandas militares. Pero claro, ahora viene la pregunta…¿y que tocaban?.

Pues bien, aunque no hay documentos que lo atestigüen, la hipótesis más aceptada es que se tocaban arreglos de obras clásicas, como la marcha fúnebre de Chopin o el extracto de la opera Ione de Errico Petrella, esta última ha llegado hasta nuestros días  como una marcha de procesión, pero realmente es un fragmento de una ópera que en su versión original va al doble de Tempo.

Según José Manuel Castroviejo López, en su libro De Bandas y Repertorios. La música procesional en Sevilla (2016) la primera obra concebida como marcha de procesión para una hermandad es la Marcha Fúnebre de Rafael Cebreros y dedicada a la Hermandad de la Quinta Angustia. Fue estrenada en 1868 por la Banda de Rgto. de Bailén. José Font Marimont, abuelo del conocido maestro Manuel Font de Anta, compuso en 1887 la marcha fúnebre Carretería dedicada a la hermandad del mismo nombre, lamentablemente la partitura se encuentra en paradero desconocido. Pero en 1891, el maestro Font Marimont comienza a componer Quinta Angustia, marcha que afortunadamente si ha llegado hasta nuestros días e incluso muchas son las bandas que la tienen incluida en su repertorio.

Más tarde, en 1896 el Maestro D. Manuel López Farfán escribe su primera marcha En mi amargura (más tarde le cambiaria el nombre por El Cristo de la Exaltación).

Partitura «En Mi Amargura»

Al año siguiente, en 1897 se escribe una de las marchas que da forma y sentido a nuestra semana santa, Virgen del Valle de D. Vicente Gómez Zarzuela.  En estos años, las bandas que acompañan a las cofradías sevillanas se preocupan por estrenar composiciones nuevas, escritas especialmente para la ocasión. Además, anunciaban en que parte del recorrido procesional se realizaría dicho estreno, lo que da a pensar que este género empieza a calar entre el público. Hasta el gran compositor Joaquín Turina escribió en 1899 la Marcha Fúnebre a Nuestro Padre Jesús de la Pasión. La familia Font sigue con su tradición musical, y en este mismo año Manuel Font Fernández de la Herranz, hijo de José Font Marimont escribe A la memoria de mipadre. En esta época nace la marcha procesional,  y bajo la opinión de este que escribe a través de dos maestros, D. Manuel Font de Anta (hijo de Manuel Font Fernández de la Herranz) y D. Manuel López Farfán. Ellos, cada uno en su estilo, dieron estructura y forma a todo lo que se hace hoy en día y siguen siendo referentes para todo aquel que intenta hacer música en forma de marcha procesional.

Jorge Marcial

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