A falta de dos semanas para la llegada de una nueva Semana Santa, en Chiclana ya se siente que la espera se va acabando y que el sueño de los despiertos comienza poco a poco desperezarse después de este letargo que ha durado poco menos de un año. Cultos, ensayos, pregones, conciertos y las casas de hermandad con un frenetismo absoluto para afrontar estos días que nos quedan para la gloria. Así se encuentra ahora mismo Chiclana con ganas, ansiosa me atrevería a decir de volver a vivir y disfrutar de su Semana Mayor.
Hablaba antes de ese estado en el que se encuentran ahora mismo las casas de hermandad de cada una de las cofradías de la ciudad, un ritmo trepidante preparando y centradas ya muchas de ellas en la Semana Santa. Pero esta actividad no ha comenzado ahora, ni hace dos días, ya son varias las semanas que las hermandades están al 100% abiertas de par en par para repartir sus túnicas y papeletas de sitio para todas las personas que vayan a participar en la estación de penitencia.
Y precisamente quería hablar hoy de eso, de esos repartos de túnicas, y sobre todo de ese cartel que han colgado muchas hermandades de “NO HAY TÚNICAS”. Algo que a mi personalmente me crea una mezcla de sentimientos. Felicidad porque hay muchas hermandades que van poner en la calle absolutamente todo lo que tienen, y de lástima por aquella persona que quiera salir y no vaya a poder, o que una hermandad se conforme con ello sabiendo que quizás si tuviera 50 túnicas más las sacaría.
¿A qué voy con esto? Pues a lamentar un poco el conformismo de algunas cofradías, hermandades que llevan años sin hacer túnicas nuevas, comprobando de primera mano que quizás les saldría rentable, y no hablo de rentabilidad económica, sino de rentabilidad humana, de atraer a más personas a las hermandades, y sin embargo no lo hacen o no dan facilidades para ello, ojo no todas. Es verdad que pensar en hacer túnicas conlleva un desembolso para la hermandad, pero ¿y si se ofrece una alternativa? ¿y si comenzamos a fomentar la cultura de la túnica de propiedad? Quizás no todo el mundo pueda o quiera, pero estoy seguro que alguna persona sí lo haría. Una cultura que por cierto creo que debe ser la línea a seguir en un futuro y sobre todo para las cofradías que tengan en mente un cambio de túnica o si en algún momento tenemos alguna nueva hermandad en la nómina de penitencia.
Lo importante de esto creo que es seguir creciendo, ser ambicioso y no estancarse y acomodarse diciendo “como lo saco todo pues ya está el pescado vendido”, no, no es así hay que tener esas ganas de aumentar el patrimonio humano y que los cortejos y filas de nazarenos sean cuantos más mejor. Que es verdad que no nos podemos comprar por población y por tradición cofrade con otras localidades, es cierto, pero bueno vamos a seguir, que no sea porque no se pueda.
Al hilo del reparto de túnicas también quería hablar de algo que por todos es sabido, y es que muchas de las personas que visten la túnica en nuestras hermandades y cofradías no son hermanos de la cofradía, simplemente son personas que tienen devoción a la imagen, pero no son hermanos, o que por ejemplo siguen una tradición familiar. Ante esto yo me pregunto ¿qué hacen las hermandades con esas personas que saben que de una o cierta manera está ligada a la hermandad, pero no forma parte de ella? ¿establecen contacto durante el año o sin embargo se olvidan ya hasta la Semana Santa del año que viene? Pienso que es más lo segundo y creo que en este caso habría que tirar de ‘marketing’ y tratar de animarlos a que se pasen por la casa de hermandad, convivencias, cultos y demás eventos para tratar de atraerlos y que se sumen a la nómina de hermanos.
En definitiva, esto se resume en ¿hacen las hermandades por crecer o se conforman con lo que tienen aquellas cofradías que por lo que sea tiene más tirón entre el público? Esta Semana Santa no lo vamos a ver, pero bueno mientras llegan las Semanas Santas venideras, lo llevamos a cabildo.
Por Alberto Ayuso
