Hoy queridos cofrades me gustaría comenzar felicitándoos a todos por una nueva Cuaresma, una Cuaresma que comenzábamos este miércoles y que ya mañana mismo tendremos el primero de los actos oficiales con la celebración del Vía+Crucis Oficial del Consejo de Hermandades y Cofradías de Chiclana presidido por la imagen del Señor del Amor. Antes de entrar en materia me gustaría animaros a que vivamos la cuaresma que seamos partícipes en nuestras hermandades y que al igual que el año pasado vuelva a verse gente en las calles disfrutando y viviendo los cultos, actos y eventos cofrades.
Pues bien, ahora vamos a entrar en materia. Hoy vamos a hablar sobre el estilo de las hermandades y cofradías porque personalmente creo que el estilo, o lo que es lo mismo la idiosincrasia de una hermandad es ese sello que distingue y que hace diferente a una hermandad más allá de los clásicos calificativos de ‘hermandad de negro’, ‘hermandad de bulla’, o ‘hermandad clásica’. Estos los podríamos considerar como los tres grandes estilos, pero a mi parecer el estilo de las hermandades y las cofradías debe ir más allá. Como por ejemplo elaborar un cortejo con sentido y no un sacar insignias por sacar, cuidar el cortejo, imponer el saber estar a los hermanos que realizan la estación de penitencia, en definitiva, una serie de acciones que para nada son fáciles de gestionar y menos aun de llevarlas a cabo.
Y es precisamente por esta dificultad por lo que yo pienso y me atrevería a decir que en Chiclana no hay ninguna hermandad que al cien por cien tenga su estilo. Creo que en todas las hermandades hay pequeños detalles que no están pensados o diseñados para la hermandad y está por ‘estética’ o lo que es lo mismo, porque alguien sin ningún tipo de criterio ha dicho textualmente esto lo ponemos aquí porque queda bien.
Esos detalles que deciden personas que no están capacitadas para ello son los que hacen que una hermandad no siga un estilo. Y es que en nuestras hermandades y cofradías todos tenemos meridianamente claro las funciones que tiene las persona que conforman las hermandades. Está el secretario, que se ocupa de la gestión documental de la hermandad, el tesorero que es el responsable de la economía, o el mayordomo que es el encargado del patrimonio. Hasta ahí vamos bien.
Ahora pregunto yo, ¿y el estilo? ¿Quién se encarga primero de elegir un estilo en el caso de una hermandad de nueva creación, o un cambio que se quiera experimentar? siempre para mejorar y refinarse evidentemente. ¿Dejamos tal responsabilidad en un acuerdo de Junta de Gobierno? o ¿lo dejamos a gustos personales de alguna persona que, como se suele decir aquí, siempre se ha encargado de eso y que quizás no está preparado para elegir el estilo más allá del típico ‘de negro’, ‘de bulla’ o ‘clásico’?. Quizás tenemos que acudir a alguien que te diga lo que hacer para tener o mantener un estilo, una persona entendida en la materia que haga de la hermandad lo que queremos. Y es que considero que un estilo bien definido y con cuidada puesta en escena en la calle atrae y eso es sinónimo de nuevos hermanos y de crecimiento.
Ante esto planteo lo siguiente ¿deberían las hermandades y cofradías de nuestra ciudad apostar por el asesor de imagen de cofradías o del diseñador de cofradías? Y es que esta figura cada vez es más común en otras localidades y sinceramente pienso que podría ayudar a muchas hermandades de Chiclana a ser lo que tienen que ser y a sacarse el valor que verdaderamente tienen. ¿Dará alguna de nuestras hermandades el paso de confiar en uno de estos profesionales? Todavía es pronto para saberlo pero de momento lo llevamos a cabildo.
Por Alberto Ayuso