Así fue el Jueves de Camino con la Hermandad de Chiclana

Hoy me despierto sola, largo ha sido el camino… larga ha sido la espera… solo de pensar que en pocas horas estaré junto a ella, quiero echarme a caminar.
Es día de bautizo y como lo hicieron nuestros padres en su día, elegimos padrinos llenos de fe rociera que, con sus sabios consejos, hacen el decálogo de un buen rociero.
“Para Ser rociero no te hace falta ni charret, ni caballo, ni botas altas…
Con quererla ya te sobran razones para ir a verla”

El bautizo rociero es un ritual donde los elementos como el vino, la medalla y tus padrinos, forma un tándem perfecto, fieles a acompañarte durante toda la vida.
Te bautizan con un nombre vinculado al Rocío, el cual posee un significado especial. A mí me bautizaron de niña con el nombre de “piterita del camino” y en mi mente siempre llevaré a esa gente que me enseñaron a ser rociera hasta que muera.

En lo duros arenales voy buscando sombra en los pinares.
¡Galopa caballo mío, que al entrar por Canaliega… ya se divisa El Rocío”

Y sin pensarlo… llegamos al final de nuestro camino, ella. Son las 19:30 de la tarde:
¡YA ESTÁ EN EL ROCÍO CHICLANA DE LA FRONTERA!
Un final con un principio feliz.

Por Merche Tucco

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